EL PORQUÉ DE LA QUERELLA
CONTRA LA CASA CUNA SANTA ISABEL DE VALENCIA.
Recientemente, he escuchado voces discrepantes de
hijos adoptados y de madres biológicas, contra las acciones penales que estoy
preparando contra la dirección de la Casa Cuna Santa Isabel de Valencia.
Ante todo, y siempre lo aviso, he de advertir mi
máximo respeto por los creyentes cristianos y católicos. Querellarse contra “las
monjas”, no es criticar ni atacar a Dios. Que vaya esto por delante.
Llevo 25 años buscando a mi madre biológica que me dio
a luz allí dentro. La tozudez, prepotencia, mentiras y delitos de las
religiosas, me han convertido en un ciudadano “de segunda”, en un bastardo que
sigue sin conocer sus orígenes, pese a que la Constitución y los Jueces me
otorgan ese derecho. Muchos otros están en mi misma situación, lo sé, pero
quizás para un abogado es más desesperante si cabe ver como unas personas,
irrogadas de un poder divino que no acepto, pisotean mis derechos humanos de la
forma más brutal.
Algunos pensarán que las acciones penales son
desproporcionadas, o una “rabieta” porque no me dicen quién es mi madre. Tienen
parte de razón. Porque siento RABIA. Pero además de porque no sé quien es mi
madre… porque tampoco lo saben cientos de amigos y clientes que se encuentran
ante el mismo muro de silencio amoral, el de las monjas.
Pero no solo es la rabia la que me mueve. Hay motivos
de peso. Tengo una obligación moral de defender los Derechos Humanos de todos
los que buscamos. Y no vamos a parar ante nada.
No podemos permitir impasibles por estos motivos:
1.- Décadas de “conversaciones amistosas” con las
monjas, tratando de que nos den los datos de nuestras madres biológicas “a
buenas”, con falsas esperanzas, buenas palabras cargadas de mentiras, encomiendas
a rezos a santos, vírgenes y fundadoras… No. Basta ya de mentiras.
Cuando yo comencé a buscar, me dijeron que lo tenían
pero no me lo iban a dar. Más tarde, han cambiado de táctica, y dicen que no lo
tienen ni lo han tenido nunca. Solo salen por su boca falsedades, con un solo
objetivo: no entregar JAMAS el nombre de nuestras madres biológicas. Esperan
sencillamente, que nos muramos o ellas se mueran, y nunca podamos darnos ese
abrazo que todos tanto anhelamos.
Nos toman pues por imbéciles miembros de su rebaño.
Piensan que aceptaremos callados y con resignación sus patrañas, para seguir
con su ilegal silencio.
Y yo al menos, no soy ni un borrego ni un imbécil. Si
callan y me mienten, si nos mienten, deberán atenerse hasta las últimas
consecuencias pues el peso de la Ley penal caerá sobre ellas.
2.- Pero no solo nos mienten a nosotros, los que
buscamos. Mienten a la propia administración y a la justicia. Ya sabéis que en
el proceso en el que el Juez nos autorizó a que nos diesen los nombres,
declararon por escrito ante el mismo tremendas falsedades para justificar al
Juez que ellas no tenían los nombres. Dijeron que ninguna de ellas estaba en
CCSI en los años de nuestro nacimiento, y que no guardaban los datos de las
mujeres que por allí pasaban. Absurdo. Consideraron al Juez (al menos no solo a
nosotros), también como un imbécil, y por extensión, a toda la justicia, las
leyes y los tribunales españoles.
También por eso se merecen la acción penal.
3.- Mienten a los medios de comunicación. Venden una
imagen de caridad, de bondad, de buenas intenciones, que NO tienen. Dicen que
cumplirán lo que diga el Juez, y luego para no cumplirlo falsifican la
realidad. Pero cara a terceros, quieren quedar como unas bondadosas monjitas
que solo reparten amor, y que desean ayudarnos… Mienten por tanto, a través de
los medios, a todos los ciudadanos.
Al menos podían decir que no entregan los datos porque
su fe, su creencia o lo que sea, se lo impide. Pero que no digan que quieren
ayudar, cuando lo que en realidad quieren, es EVITAR reencuentros ( y conocéis
varios casos de madre biológica e hijo que se han buscado por separado en CCSI,
les han prometido unirlos, y jamás lo han hecho!!!).
4.- Mienten a nuestras madres biológicas. Han sido
muchas también las que han ido a CCSI a preguntar por nosotros, y han tenido el
mismo silencio. Incluso en los casos en los que ellas sabían que nosotros las
buscábamos. Sencillamente inhumano.
5.- Y LO PEOR. Seguramente nuestras madres biológicas,
sufrieron un calvario allí dentro. Ya lo cuento en uno de mis libros, y quizás
me quede corto.
Y como aunque yo no conozco a mi madre, la quiero
mucho, voy a vengarme. Sí, es venganza, con todas las letras…
Porque posiblemente nuestras madres fueron
coaccionadas, presionadas, insultadas, humilladas como si fueran prostitutas o
pecadoras, obligadas a trabajos pesados incluso estando en los últimos meses de
embarazo… algunas drogadas en el momento del parto para conseguir que no se
resistiesen en nuestra entrega. Claro que algunas madres entregaron
voluntariamente, y claro que algunas considerarían que allí estaban bien, o
claro que algunas monjas eran “buenas”. Hay de todo.
Pero la mayoría de los testimonios que he escuchado de
madres, están cargados de dolor y resentimiento. Y muchas de ellas (con que
hayan algunas ya me basta, no importa el porcentaje), me aseguran que jamás
hubieran dejado a sus hijos si no hubieran sufrido la presión brutal y
constante de las monjas, de la sociedad, y a veces de sus propios familiares…
Y si mi madre sufrió así, si nuestras madres pasaron por
ello, ahora nosotros los hijos hemos de limpiar esa ofensa, ese dolor, y hacer
justicia, tanto por el horror que pasaron las mujeres que nos trajeron al
mundo, como por las ganas que la mayoría de ellas tienen de abrazarnos.
Solo por todo esto, y es bastante para mí, voy a
presentar la querella contra las monjas de Casa Cuna Santa Isabel de Valencia.